martes, 20 de abril de 2010

Trabajos Desechables: ¿Más flexibilidad a costo de menos productividad?


"Total, da lo mismo que me echen!" En las entrevistas que realizo periódicamente con trabajadores en Chile escucho esta frase con demasiada frecuencia. Es una actitud que me tiene muy preocupada.
Decir que no te importa que te echen significa que no te importa tu trabajo. Y es difícil hacer un trabajo bien pensando que te da lo mismo. Dicho de otra forma, vas a ser menos productivo.

Los datos nos indican que la productividad laboral en Chile no se está desarrollando como nos gustaría. El último informe de la OCDE muestra que ella ha disminuido de un 2.1% a un 1.2% durante las ultimas décadas. Además, el informe explica que el 80% de la brecha entre el PIB de Chile y el de los países más desarrollados es atribuible a nuestra baja productividad laboral.

Sabemos que un altísimo porcentaje de los empleos en Chile son de mala calidad y por lo tanto también de relativamente baja productividad. Según el seguro de cesantía, más de la mitad de los asalariados duran menos de un año en sus empleos. Entonces, ¿cómo mejorar nuestra productividad con un porcentaje tan alto de trabajos "desechables"? ¿Dónde está el equilibrio entre la estabilidad y la flexibilidad laboral que optimiza la productividad?
Planteo estas preguntas en el contexto del actual debate sobre una posible reforma de las indemnizaciones por años de servicio.

Estamos muy acostumbrados a escuchar la tesis de que nuestra rígida regulación laboral lleva a altas tasas de cesantía. Se agrega, además, que esta rigidez lleva a la precariedad laboral ya que en la práctica los empleadores buscan formas de esquivarla. Sin embargo, poco se discute sobre cómo se vería afectada la productividad por un cambio legislativo. Los datos indican que no podemos suponer que la flexibilización laboral mejorará la productividad.

Al contrario. Un estudio sobre los países miembros de la misma OCDE demuestra que los países con regulaciones laborales supuestamente "rígidas" son más productivos. Esto se explica por el capital humano que se puede acumular con empleos estables y con la motivación e identificación que tiene un trabajador con un determinado empleo.

Es difícil lograr esos niveles de motivación e identificación entre los trabajadores de Chile si nuestra regulación laboral - por más que en el papel se ve rígida - en la práctica lleva a tasas de rotación demasiado altas y por lo tanto también a niveles de flexibilidad que dañan la productividad.

Estoy de acuerdo con el planteamiento de que hay que reemplazar a las actuales indemnizaciones por años de servicio con un seguro de cesantía mejor diseñado. Las indemnizaciones, tal como operan en este momento en Chile, sirve a muy pocos y parecen aumentar la rotación laboral. Pero consideremos que cualquier reforma futura debería fomentar la estabilidad laboral para el bien de todos: para los trabajadores que actualmente cargan con casi todo el riesgo social de quedar cesantes, para los empresarios que tienen que mejorar su productividad y para el bien del país que quiere desarrollarse.

Con este fin se puede pensar en reemplazar a las indemnizaciones con contribuciones al seguro de cesantía que, primero, castiguen la rotación (como en Estados Unidos); segundo, que fomenten la estabilidad laboral a través de contribuciones inicialmente mayores, pero después decrecientes con cada año de servicio del trabajador; y, tercero, que las vinculen a los niveles de inversión en la capacitación de cada empresa.

Es imprescindible que generemos más empleos de mejor calidad. Los trabajos desechables no nos van a ayudar a alcanzar los niveles ni de desarrollo ni de mayor equidad que anhelamos.

Quiero enfatizar que en absoluto no da lo mismo que te echen todos los años.

Fuente: LA TERCERA

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